La acción de fumar suele distraer más de lo que parece. La principal causa de accidentes de tráfico son el factor humano, donde las distracciones es una de ellas. De ahí la importancia de conducir concentrado, con los ojos en la carretera y las manos en el volante, sin ninguna distracción.
El hecho de buscar el paquete de tabaco, sacar un cigarro, buscar el encendedor y encender el cigarro, te hace apartar la mirada de la carretera, por ejemplo en autopista yendo a 120 km/h habrías recorrido 33,3 metros sin mirar a la carretera.
Durante los minutos que duras fumándote el cigarro tendrás la mano ocupada, impidiéndote controlar los mandos del coche (volante, cambiar de marchas, intermitentes...)y además corres el riesgo de que se te pueda caer y quemarte, provocando una reacción que te puede hacer desestabilizar el coche o que no mires a la carretera.
También existen otros inconvenientes que afectan a la capacidad de conducción de manera indirecta, el tabaco suele acelerar la deshidratación de nuestro cuerpo provocando así una disminución de la atención y la velocidad de reacción de nuestro cerebro, y además, el humo concentrado dentro del habitáculo puede irritarte los ojos y perder la capacidad visual temporalmente.
Si además vas con niños dentro del coche, piensa que es un espacio muy pequeño y cerrado, donde se concentra el humo.
Recuerda también que jamás debes tirar la colilla por la ventanilla, además de estar prohibido supone un riesgo de incendio.
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