martes, 7 de abril de 2015

LA CONDUCCIÓN BAJO LOS EFECTOS DEL SUEÑO

El sueño es uno de los mayores enemigos que tienes al volante. Si te duermes al volante, no vas a poder reaccionar hasta que ya sea demasiado tarde, es por ello que muchos de estos accidentes suelen ser mortales.

Conducir somnoliento puede poner en grave riesgo tu vida porque altera tu capacidad para circular con seguridad. Por ello, es muy peligroso que se continúe conduciendo a pesar de ser conscientes de estar somnolientos. Se ha calculado que la somnolencia es un factor implicado, directa o indirectamente, entre el 15% y el 30% de los accidentes de tráfico en España. Muchos de los accidentes relacionados con este problema ocurren por la noche, debido a una mayor somnolencia.


¿Cómo varia la somnolencia a lo largo del día?

El sueño es una necesidad básica para los seres humanos, si tratas de permanecer despierto durante demasiado tiempo, el sueño acabará por vencer tu resistencia y no podrás evitar caer dormido más tarde o más temprano.

Es fundamental dormir adecuadamente, porque el sueño tiene una funciones muy importantes para nuestro cuerpo. Mientras duermes tu organismo, entre otros, se recupera del desgaste diario y regenera los tejidos. Si no duermes lo suficiente tu organismo sufre toda una serie de desajustes, muchos de los cuales son muy peligrosos para tu seguridad en la circulación.


La somnolencia es la probabilidad que tienes de quedarte dormido en un momento determinado y viene dada principalmente por:

  • El momento del día. La madrugada (entre las 3 y las 5)y las primeras horas de la tarde (entre las 14 y las 16) son los momentos en los que en general el sueño aparece con mayor facilidad. Independientemente de cuanto hayas dormido, durante esas horas siempre tendrás un poco de sueño y por ello debes evitar conducir durante estos períodos o, al menos, extremar la precaución.
  • La estimulación ambiental y el nivel de actividad del conductor. Los entornos viales monótonos favorecen la somnolencia, por ello, encender la radio o conversar con el acompañante puede ser alguna ayuda en ciertas ocasiones.
  • Las horas de vigilia continuada. Cuanto más tiempo lleves despierto, más difícil será resistirle al sueño, y si tu descanso nocturno no ha sido totalmente reparador, la recuperación de horas de sueño no habrá sido completa. En estos casos la conducción puede volverse peligrosa.
  • Las diferencias individuales de los conductores. Algunas personas se encuentra más despejadas por la mañana (matutinas) y otras se encuentran más despejadas por la tarde (vespertinas). Por ello debes conocerte a ti mismo y saber cuando estás en condiciones de conducir.
Es muy importante que comprendas que estas variaciones en el nivel de somnolencia son en cierto modo inevitables, es decir, tratar de ignorar o resistirte al sueño no es una opción útil. Si continúas conduciendo lo único que conseguirás es tener cada vez más sueño y hacer cada ves más peligrosa tu conducción.



¿Cómo afecta la somnolencia a tu capacidad de conducir?

Las alteraciones más importantes producidas por la somnolencia y que afectan a la conducción son:
  • Incremento del tiempo de reacción: aumenta sensiblemente el tiempo que tardas en reaccionar antes los estímulos en el tráfico. Bajo sus efectos son típicos los alcances traseros, que se producen cuando el vehículo que te precede frena y tú no eres capaz de reaccionar a tiempo para evitar la colisión.
  • Menor concentración y más distracciones: hace más difícil mantener tu concentración en el tráfico y aparecen distracciones con más facilidad. Esto sucede especialmente en entornos monótonos y en condiciones de poco tráfico.
  • Toma de decisiones más lenta y más errores: hace que tardes más tiempo en procesar la información que recoges del ambiente y en reaccionar en consecuencia. Además, son más frecuentes las decisiones equivocadas, sobre todo en situaciones complicadas y donde tengas que dar una respuesta rápida.
  • Alteraciones motoras: los músculos se relajan, por lo que tus movimientos serás más lentos y menos precisos. También pueden aparecer leves temblores en las manos o en otras partes del cuerpo.
  • Movimientos más automatizados: la tendencia a ejecutar los movimientos de forma automática bajo condiciones de somnolencia. Esto puede llevarte a realizar una maniobra basándote más en el hábito que en las necesidades de la situación. Por ejemplo, rebasar una señal de stop sin antes fijares si venía un vehículo.
  • Aparición de microsueños: son períodos de apenas unos segundos de duración, en los cuales te quedas ligeramente dormido y permaneces ajeno a lo que ocurre en el tráfico. Son uno de los efectos más negativos y se relacionan con muchos accidentes de gravedad extrema. Estos microsueños suelen pasar inadvertidos, por lo que no eres consciente de haberlos sufrido hasta que sales de ellos.
  • Alteración de las funciones sensoriales: necesitarás que los estímulos sean más intensos (por ejemplo, luces más fuertes)para poder captarlos adecuadamente. El sueño repercute, sobre todo, en la visión, esta se deteriora considerablemente. Es más difícil enfocar la vista, produce visión borrosa y fatiga ocular, y favorece a que se produzcan deslumbramientos.
  • Alteraciones en la percepción: tiendes a captar peor o de manera incorrecta las señales, luces, sonidos, etc. Identificas peor cualquier objeto del entorno de la vía. En casos de fuerte privación de sueño (48 horas o más sin dormir) puedes incluso llegar a padecer alucinaciones e ilusiones visuales.
  • Cambios en el comportamiento: puedes sentirte en tensión, más nerviosismo e incluso más agresivo. Además, es posible que tu comportamiento sea más arriesgado, especialmente cuando ya estés cerca de tu lugar de destino ya que tienes más ganas de llegar y dormir. También resulta curioso observar que muchos conductores tienen la tendencia ocupar el centro de la calzada o irse a la izquierda, quizá por miedo a salirse por la derecha.

¿Qué puede hacer sentirte somnoliento al volante?
Todo aquello que reduzca la cantidad o calidad del sueño nocturno, impidiendo así la adecuada recuperación de nuestro organismo, va a provocarnos una mayor somnolencia al día siguiente.
Estos son algunos de los ejemplo más frecuentes:
  • La privación del sueño: la mayor parte de las personas necesitamos dormir entre 7 y 9 horas para estar a pleno rendimiento. Dormir poco provoca una fuerte somnolencia al día siguiente alterando así tu capacidad para conducir.
    Además, los efectos de la privación de sueño son acumulativos, es decir, dormir 1 ó 2 horas menos cada noche te puede generar una deuda de sueño, que te llevará a un adormecimiento crónico con el tiempo. Para recuperarte completamente puede que debas dormir algunas horas de más durante varias noches.

    Las causas por las que una noche determinada no duermas lo suficiente puede ser de muchos tipos, como obligaciones con el trabajo o con la familia, o por tu propio estilo de vida. Por ello, es muy importante que comprendas los efectos negativos que le hábito de dormir menos horas de las necesarias puede tener para tu salud, para tu rendimiento diario y para tu seguridad en tráfico.

    Aunque pienses lo contrario, tu cuerpo no se acostumbrará a dormir menos horas, por lo que acabará aprovechando cualquier momento de tranquilidad para tratar de descansar. Un día puede ser suficiente para que se produzca un accidente.
  • El sueño fragmentado: Para descansar adecuadamente es tan importante la cantidad como la calidad del reposo nocturno. El sueño además de duradero tiene que ser reparador.

    La llamada fragmentación del sueño es una de las principales causas de un sueño poco eficaz. Aunque el total de horas que hayas dormido sea el adecuado, despertarte constantemente por la noche o no dormir adecuadamente conlleva a que la mañana siguiente te encuentres cansado y tu rendimiento no sea óptimo. Los ruidos nocturnos, la luz el consumo de alcohol, la ansiedad, las preocupaciones o ciertas enfermedades pueden traer como consecuencia una fragmentación del sueño.

    También es importante saber que para sufrir los efectos del sueño fragmentado no es necesario que llegues a despertarte durante la noche, en muchas ocasiones tu sueño se vuelve muy ligero y alcanzas las fases más profundas. Aunque no recuerdes haberte despertado durante la noche, al día siguiente te seguirás sintiendo cansado, no estarás en las mejores condiciones para conducir.
  • Cambios en el horario de sueño: las personas que cambian con frecuencia las horas dedicadas al sueño suelen pasar por períodos de fuerte somnolencia mientras están despiertos. Por ejemplo, sería habitual en un trabajador de turno de noche.

    Si han de dormir durante el día el sueño no suele ser completamente reparador (debido al ruido y una mayor luminosidad)por lo que la somnolencia por la noche puede ser aún mayor.

    Alterar el ciclo sueño-vigilia sin preocupaciones puede tener consecuencias para la seguridad en el tráfico, por lo que las personas que se ven obligadas a hacer esto deben extremar las precauciones.
  • Las sustancias con efectos sedantes: El alcohol y ciertos medicamentos pueden favorecer la aparición de la somnolencia. Entre estos destacan los antihistamínicos (utilizados en resfriados y alergias), algunos antidepresivos y muchos fármacos recetados en el tratamiento de la ansiedad.

    Bajo la influencia de estas sustancias debes extremar las precauciones o evitar la conducción (al menos en los períodos de mayor somnolencia), ya que constituyen un claro riesgo para la seguridad vial.

    Además, el consumo de otras sustancias estimulantes, como el café o el té, en ocasiones puede representar un peligro. Pueden ayudar a corto plazo o en determinadas situaciones, pero cuando pasan sus efectos puede producir un efecto rebote, en el que el sueño aparece repentinamente y cogiendo desprevenido al conductor.
  • Los trastornos del sueño: Alteran directamente el ciclo sueño-vigilia. Estos trastornos influyen muy negativamente en la conducción y, por ello, son especialmente peligrosos para la seguridad en el tráfico.

    Algunos de estos trastornos impiden legalmente a conducir. La mayoría de ellos, aunque no te impiden la circulación con tu vehículo, debes saber que no te encuentras en las mejores condiciones para conducir, ya que provocan una peligrosa somnolencia durante los períodos en los que estás despierto.
    Entre los más importantes, destacan:
        





 
El caso específico del Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS) ¿Qué es el SAOS?

    Es un importante problema de salud, mucho más común de lo que se suele pensar. A pesar de ser generalmente desconocido entre los conducotres, este problema es un factor clave en aproximadamente el 60% de los accidentes de tráfico relacionados con el sueño, sobre todo en el transporte profesional.

Las personas que lo padecen sufren durante el sueño episodios en los que las paredes de la faringe bloquean total o parcialmente la entrada y salida de aire (llamados apneas o hipoapneas). En una sola noche, el número de estas pautas involuntarias de respiración puede llegar a ser de entre 20 y 60 por hora, y suelen ir acompañadas de ronquidos, pero hay que tener en cuenta que no todo el mundo que ronca lo padece.

La mayor parte de estos despertares no son tan intensos como para quien los sufre sea consciente de ello, al día siguiente no suele recordarlo. El SAOS es un síndrome que suele sufrirse mucho tiempo antes de llegar a averiguarlo, en general, suele ser el cónyuge del afectado el que detecta este síndrome.

Existen determinados factores que hacen a una persona especialmente propensa a padecer esta enfermedad, entre estos destaca:

  •     Ser varón
  •     El sobrepeso o la obesidad
  •     El consumo de alcohol
  •     El tabaquismo

¿  ¿Cómo evitar los accidentes debidos a la somnolencia?
La mejor opción es guardar siempre unos hábitos de sueño adecuados. Si en alguna ocasión esto no ha sido posible o, a pesar d ello, el sueño aparece en un momento determinado, lo mejor es que pares a descansar en un lugar adecuado y duermas durante un tiempo (20 - 30 minutos suele ser suficiente).

Además de esto, deberás tener en cuenta:

  •     Las horas más peligrosas para conducir son entre las 3 y las 5 de la mañana y entre las 2 y 4 de la tarde.
  •     Evita trayectos largos, sobre todo si no estás acostumbrado a ellos o si son por la noche.
  •     Realiza paradas cada 2 horas o cada 200 kilómetros, durante 20 ó 30 minutos. Pero en el caso de que te encuentres en condiciones desfavorables, como conducción nocturna o niebla, fatiga, etc., realizas las paradas con mayor frecuencia.
  •     Trata de no adoptar una postura excesivamente relajada al volante y sujétalo con firmeza.
  •     Ventila adecuadamente el interior del vehículo. Ejemplos como, acumulación de humo de los cigarros o calor, son circunstancias que pueden facilitar la aparición del sueño al volante.
  •     Cambiar de velocidad o realizar algún adelantamiento de vez en cuando (siempre que ello no presente un riesgo para la seguridad) pueden ser útiles para romper la monotonía y mantenerte despejado.
  •     No escuchar música relajante en aquellos momentos en los que es más probable sufrir los efectos de la somnolencia.
  •     No tomar comidas copiosas ni alcohol cuando tengas que conducir. Respecto a los estimulantes (café o té) utilízalos con precaución para evitar el efecto rebote.
  •     Si has estado realizando alguna actividad fuerte y te encuentras fatigado debes descansar antes de conducir y parar con mayor frecuencia. 
  •     Con la edad los efectos de la somnolencia son más intensos. Por ello las personas mayores deben extremar las precauciones y parar más a menudo.

    Para prevenir el sueño al volante, lo mejor es mantener unos hábitos de descanso adecuados, como la llamada higiene del sueño.      







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